sábado, 5 de julio de 2008

(VI) ¿QUÉ SIGNIFICA SER CRONISTA HOY EN LATINOAMÉRICA?




(VI) ¿QUÉ SIGNIFICA SER CRONISTA HOY EN LATINOAMÉRICA?


Por Diego Leonardo González Rodriguez

Alberto Salcedo Ramos: (Lectura) Cuenta Juan José Hoyos, que en sus comienzos como cronista sufrió muchos desengaños por la falta de espacio para publicar sus historias, la realidad no era que escaseara el espacio sino que se lo negaban con el argumento de que al público le producían pereza las crónicas, el país estaba en crisis le decían, y por eso el mejor camino para acceder al lector era informar escuetamente sobre lo urgente, para sortear el escollo, Juan José apelo a dos cualidades de las que nunca se habla en las escuelas de periodismo: resistencia y malicia indígena; lo primero le sirvió para aguantar los desencantos sin pensar en retirarse y si contemplar la opción de arrojarse por la ventana y lo segundo para descubrir la única luz posible en medio de aquella oscuridad, Había ¡eureka! Una manera de publicar sus crónicas cada semana, el truco consistía en mandarlos a la redacción el jueves por la tarde que era cuando los editores salían del periódico hacia el club a jugar golf.

Conviene que muchos jóvenes que andan por ahí con ganas de publicar crónicas, vayan tomando nota de este inesperado requerimiento, para sobrevivir no basta con aguzar el ojo y cultivar la voz personal, hay que endurecer la piel, blindarse contra las inclemencias del entorno, alinearse sin titubeos en el bando de los testarudos, sin esa terquedad será imposible sobrevivir a la tiranía de ciertos medios que confunden lo urgente con lo importante y no por desorientación profesional, sino porque evidentemente están más interesados en las cuenta que en los cuentos y sin duda como bien lo observa el escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez, “Prefieren una forma telegráfica fácil de digerir, cuyos componentes básicos son los datos del sensacionalismo y el lenguaje universal de los números ” bajo esa formula añade Vásquez: “el suceso es “Asesinado acaudalado granjero y tres familiares” bajo la forma de Capote “A sangre fría”.

No es justo que tal y como advirtió Ryszard Kapuscinski, unos años antes de morir, los medios masivos subordinen la verdad a lo interesante o lo que se puede vender, tampoco es justo que un gran sector en el periodismo de nuestros países siga creyendo que sólo se consigan noticias de interés, poniendo una grabadora al frente de los funcionarios públicos que necesitan hacer sus anuncios o deshacer sus entuertos y tampoco es justo que mucha gente digna sólo aparezca en las paginas de la gran prensa cuando es víctima de una tragedia.

Bienvenido a la realidad amigo cronista y te vas a topar con ella tarde o temprano, como es posible que la situación persista durante el resto de tu vida, más te vale que no pierdas el tiempo quejándote, esperar pacientemente la llegada de tu jueves santo para publicar a hurtadillas esa crónica que te ha quitado el sueño, como hacia Juan José Hoyos a comienzos de los años ochenta, quizás te parezca una pequeñez, pero no estamos armando el decálogo del pequeño bribón sino advirtiendo que un buen punto de partida es la testarudez del cronista, su férreo compromiso individual.

Manuel Alcántara, el poeta andaluz decía “Lo curioso no es como se escriba la historia, sino como se borra” una función importante de la crónica es impedir justamente que la borren, o que pretendan escribirla siempre en pergaminos atildados, en los que no hay espacio ni para la derrota ni para el ridículo, lo que me gusta de está historia no es su naturaleza circense sino la promesa que me regala, la realidad está llena de sucesos que merecen ser contados y por tanto voy a pasarla bien mientras siga siendo cronista, el reto que tenemos no es inventar lo sorprendente sino descubrirlo.
Como cronista siento que mi nirvana no empieza donde hay una noticia sino donde ha visto una historia que me conmueve o me asombra, una historia que por ejemplo me permita narrar lo particular para interpretar lo universal, lo que me sirva para mostrar los conflictos del ser humano, sigo al pie de la letra un consejo de Hemingway, “Escribe sobre lo que conoces” eso quiere decir, sobre lo que me habita, sobre lo que me pertenece, aunque el tema en apariencia carezca de atractivo mediático, si creo en el lo asumo hasta las últimas consecuencias, siempre he creído como Flaubert, que Dios está en los detalles por eso siento que estoy frente a una historia cuando descubro un detalle revelador, sugerente , capaz de sintetizar de un sólo plumazo el universo que voy a contar.

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La vida de un Cascarrabias

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la finalidad es poder decir con exactitud nuestras averiguaciones, manteniendo la sensibilidad de los sucesos.