sábado, 5 de julio de 2008

NUEVOS CRONISTAS DE INDIAS



(IV) ¿QUÉ SIGNIFICA SER CRONISTA HOY EN LATINOAMÉRICA?

Por Diego Leonardo González Rodriguez

Juan Villoro: La crónica tiene demasiados elementos para celebrar y al mismo tiempo es un territorio difícil para ejercer.

Un lema fundamental del cronista es tratar de encontrar la extrañeza de lo que da por sentado y ver aquello que consideraba cercano y de seguro está más cerca de lo que considera, el ensayista mexicano Alfonso Reyes, decía que “el ensayo es el centauro de la prosa” porque era un animal híbrido.

De alguna manera la crónica es el ornitorrinco de la prosa porque está hecho de muchos géneros distintos, es el género constituido de más influencias diversas y que deriva su eficacia de no ser ninguna de ellas, es decir no será un relato de ficción pero tiene un planteamiento, un nudo y un desenlace lo cual hace ver que esa realidad está completa.

No es una obra de teatro pero sigue una dramaturgia en los diálogos, no es un libro de memorias pero involucra la conciencia y muchas veces los recuerdos del cronista, no es un reportaje puro y duro pero tiene un compromiso con la verdad y con los hechos fácticos.

Estamos frente a un género heterogéneo muy difícil de practicar por su naturaleza popular suele estar inserta en periódicos, en muchos casos se ocupa de temas de la cotidianidad, la crónica rara vez se somete a estudios académicos sin embargo, si vemos los niveles de restricción y los obstáculos que debe sortear en ese aspecto, la crónica se parece en sus procedimientos a muchas vanguardias poéticas las cuales trataban de establecer un mundo de restricciones de obstáculos creativos para sortearlos; el soneto no es otra cosa que en ejemplo una cárcel para refrendar la libertada imaginativa en esas catorce rejas de versos, muchas veces con exigencia de rima.

El cronista tiene coacciones externas de espacio, hora de entrega, los hechos trascurridos de una manera y no de otra, tiene un contrato con la verdad o con lo que creemos que es la verdad, las cosas ocurren en el mundo de los hechos pero son vistas de distinta manera, lo que nos lleva al tema fascinante de la mirada de la crónica que es la mirada de quien la cuenta El testigo, no sólo el narrador como testigo de los hechos, sino aquellos que han sido testigos de cargo y son entrevistados por el narrador, hay una serie de filtraciones subjetivas que nos llevan a la verdad, en un sentido jurídico hay condiciones para establecer quien puede ser testigo de cargo en un tribunal, pero en un sentido moral o psicológico profundo no sabemos del todo quien es un testigo más valido, el propio cronista tiene una ideología, tiene prejuicios, tiene una condición económica o religiosa y ve la realidad de acuerdo con esto, lo mismo sucede con sus testigos.

Dialogar con esos puntos de vista, tratar de desentrañar la verdad a partir de las subjetividades es un problema irresoluble y al mismo tiempo fascinante porque no podemos tener una verdad objetiva, la crónica tiene sentido como aproximación necesaria y múltiple a la verdad, yo distingo la información en la narración en lo siguiente: la información es univoca es interpretada de una sola manera son hechos incontrovertibles, sin embargo muchos de esos hechos resultan inexplicables para nosotros; justo donde no hay respuesta el cronista debe planear un acercamiento.

La crónica conecta de manera privilegiada lo individual y lo colectivo, en ese sentido debería ser un género más socorrido por los periódicos-los medios escritos que justamente tratan que sus lectores se involucren de manera directa con los acontecimientos públicos.

¿Cómo hacer que una noticia nos toque? Llegando al destino individual de esa noticia, reconstruyéndolo, permitiendo que nosotros nos pongamos en ese sitio, es el papel central de la crónica, la crónica individualiza lo colectivo y nos traslada al escenario puntual como si ocurriera ante nosotros a diferencia de la noticia que es el relato de lo que ya ocurrió y que muchas veces se resumen en su encabezado en el famoso ¿Qué? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Dónde? Y ¿Por qué? El lead por donde empieza la noticia, muchas veces el cronista debe escribir para recrear lo real en toda su intensidad como si el ignorara el desenlace y nos lleva sorpresa tras sorpresa a desentrañar lo que leemos.

Ese medio tan eficaz no tiene mucho espacio, requiere de extensión es vencido continuamente por los espacios electrónicos como Internet y los servicios de información en línea que requieren un reducido espacio llevándonos a una situación paradójica y es que la mayoría de editores y jefes de redacción odian la crónica, es la zona del periodismo que menos les interesa porque se debe invertir más en ella, se debe esperar, es además un lugar de veleidades en donde se utiliza más metáforas, frases largas, todas estas circunstancias hacen que el cronista sea una figura incomoda y si embargo ocurre cuando se les pregunta los editores sobre la crónica, responden: (tono sarcástico) Es magnifica, es fácil hacer un congreso de crónica, es fácil hacer un seminario de crónicas, es fácil hacer una antología de crónicas es muy difícil publicar una crónica.

Hay redes culturales que posibilitan el entendimiento y el conocimiento; la crónica pertenece de manera singular a estas redes de autoconocimiento, se puede ver incluso cuando los protagonistas del artículo sólo se entienden así mismos al leerla, al leerse en el texto entiende lo que ha hecho, con asombro se acoge a lo próximo, las cosas están más cerca de lo que aparentan, lo que lo rodea es el silencio de su esfera en ese silencio se fundamenta el trabajo del cronista.

¿Qué método de escribir utiliza?

J.V.: Soy un escritor disperso, hay cosas que escribo por que de eso vivo, vivo fundamentalmente de escribir artículos y de la literatura para niños, de hacer algunas crónicas de vez en cuando. Escribo de un género a otro.

Acabo de montar una obra de teatro, que es algo que nadie me pidió hacer, me embarque en ello por pasión y las ganas de querer hacerlo; a menudo trato de escribir siempre en las mañanas.

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La vida de un Cascarrabias

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