sábado, 5 de julio de 2008

JON LEE ANDERSON


SE DEBE DE LUCHAR PARA NO CONVERTIRSE EN UN AMARGADO. JON LEE ANDERSON

Por Diego Leonardo González Rodriguez

¿Qué es ser cronista y cómo se estructura la crónica?

Jon Lee Anderson.: La crónica es tejer una historia que a base de la realidad, compuesta por muchos hilos conductores, diferentes personajes atraviesa el tiempo. Una buena crónica debe atravesar el tiempo, no es una entrevista que aparece sin una noción del tiempo como flotando en el espacio sin trasfondo, es más bien como una obra teatral o una película; tiene comienzo, desenlace y final y si se puede impartir el drama del correr del tiempo aunque sea de políticos, se puede hacer conviviendo con ellos, observando muchos detalles, tratando de pegar el ojo a lo que normalmente no se lee en el diario, sino peculiaridades, idiosincrasias de la gente, todo eso enriquece.

¿Qué es lo que le gusta a uno cuando mira telenovelas? ¿Cuándo lee un buen cuento? Eso es lo que ha de tener una buena crónica. Es lo mismo.

Yo la construyo a base de lo que llamo escenas o sea es un lenguaje más bien dramatúrgico, en el mejor de los casos se encuentra la manera de utilizar las mismas herramientas de la ficción, para construir el cuento sin caer en la ficción.

¿Cómo define al cronista?

J.L.A.: Un ejemplo anecdótico: ocurre algo “X” alguien como reportero dice: “Quiero una nota de quinientas palabras” sobre esto: al General lo desenmascararon porque era un corrupto, lavo dinero del narcotráfico. Pero en una crónica el periodista iría al juez, a la esposa del general, al General mismo y andaría con ellos, no solamente buscaría la entrevista, no, si la mujer iba a salir a la cárcel para visitar a su marido trataría de ir en el coche con ellos y estaría en una escena posible: Hablando con la mujer del militar bajo arresto y ella yendo a su primer encuentro con el hombre preso, mirando la misma sociedad a través de la vitrina del coche en movimiento, el pasar de la ciudad, ella hablando de como se siente, cómo lo manifiesta, ahí hay todo un dramatismo y el cronista esta impartiendo el drama de la historia, porque al final el drama de la historia de él y ella es un drama humano; es decir ya no es el General tal odiado, sino un individuo que cualquiera podría ser o tu podrías conocer, o a la mujer. Llegarías a comprenderlo no para buscar una justificación. Hay mil formas. El cronista tiene que intentar vivirlo.

¿Cuándo se edita un artículo no se pierde parte de la historia, parte de la memoria de un pueblo?

J.L.A.: Si el artículo es editado por manos ajenas y dejan parte en el suelo eso duele, uno tiene que empujar, no todos tenemos la misma suerte y a veces tenemos que atravesar un tiempo en nuestras carreras hasta que estamos con una voz que por estar en un buen medio es mas escuchada y leída que antes. Yo pase por una época en que me sentí muy frustrado, mis artículos no se publicaban, realidades muy sentidas por mi no vieron la luz del día y por muchos motivos, razones políticas que son las mas amargas, decisiones de editores con otra noción política quienes quieren obviar la realidad, reconstruirla y analizarla a su manera, eso es lo más frustrante; se debe de luchar para no convertirse en un amargado y buscar la forma para tener un portal propio.

¿Cuál es la falla que usted ve en el periodismo mundial en este momento?

J.L.A.: La tendencia al tabloidismo, al amarillismo, al morbo al querer saber intimidades, estamos llenos de cachivaches informativos que no se necesitan, eso es un planteamiento que más y más gente se está haciendo, así que eventualmente llegaremos a alguna revelación o un rechazo. Sino terminaremos como el circo romano.

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la finalidad es poder decir con exactitud nuestras averiguaciones, manteniendo la sensibilidad de los sucesos.