sábado, 5 de julio de 2008

JUANITA LEÓN


LA FICCIÓN ES PARA LOS NOVELISTAS. JUANITA LEÓN

Por Diego Leonardo González Rodriguez

¿Qué es un cronista sin imaginación?

Juanita León.: Depende de lo que quieras decir con imaginación. Un cronista no tiene que inventarse nada y por lo tanto no necesita imaginación en el sentido de crear un mundo aparte. Pero si carece de imaginación literaria, no sabe dónde mirar y dónde encontrar los detalles que revelan las verdaderas historias.

¿Los medios en Colombia han sido malagradecidos con los cronistas y el oficio?

J.L.: No me parece. Creo que en Colombia ha habido muy buenos cronistas y se les ha dado el espacio para publicar, aunque es cierto que ese espacio se ha ido reduciendo debido a la idea –quizás acertada- que la gente no tiene tiempo para leer.

¿Los medios contribuyen a generar reflexión en sus espacios?

J.L.: Creo que los medios en su interior son instituciones más democráticas que muchas: en los que yo he trabajado hay bastante debate interno, aunque los periodistas no somos tan buenos para la autocrítica. Sobre si generamos reflexión en nuestras audiencias yo creo que depende del medio al que te refieras. En general creo que los noticieros buscan generar más una reacción emocional y visceral que una reflexión profunda. Las revistas lo hacen mejor. En todo caso creo que todos los medios podrían hacer una mejor labor de buscar información que le sirva a la gente para reflexionar. Los medios a veces se limitan al comentario de cóctel, que no está basado en información real.

En este periodismo narrativo de la realidad ¿Se puede incluir elementos de ficción, como herramienta retórica?

J.L.: No. Yo creo que todo lo que uno escriba debe poder ser verificado por otra persona. La ficción es para los novelistas.

En su concepto ¿El periodismo narrativo si es literatura de la realidad?

J.L.: No estoy segura a qué te refieres con literatura de la realidad. Para mi literatura es ficción y el periodismo para mi siempre es de no ficción. Lo que lo hace narrativo es el uso del lenguaje de tal forma que le permite a los lectores ponerse en los zapatos de otro, vivir otra vida así sea por un instante. Eso es lo que también logra la buena literatura, pero el camino para llegar allí es diferente. El periodista está afuera escribiendo sobre gente que vive fuera de ella, mientras que el novelista está adentro, es cada uno de los personajes.

¿El exceso de violencia y cotidianidad hace que la crónica desaparezca?

J.L.: No, por el contrario. La violencia es terreno fértil para la crónica. Hay tantas historias para contar en un país en guerra. No entiendo cómo puede haber exceso de cotidianidad.

¿Cuáles han sido los mayores problemas que ha encontrado para hacer una crónica literaria en Colombia?

J.L.: Lo más difícil es viajar a los lugares donde se vive la guerra. Es costoso y peligroso. Pero siempre vale la pena.

¿Cómo contribuye la crónica a la recuperación de la memoria histórica de Colombia?

J.L.: Los cronistas retratan lo que sucede en un momento determinado de la historia. Eso le permite a la gente entender en qué país vive. En una guerra, les permite a las víctimas narrar su sufrimiento, estar seguras de que no caerá del todo en el olvido. Para los victimarios es a veces el único castigo.

Aunque también a través de las crónicas uno entiende que las cosas siempre están llenas de matices. Eso es bueno porque evita soluciones simples y que no sirven para nada.
¿Usted cree que el rigor de la crónica supera a la del reportaje, en cuanto a contenido informativo?

J.L.: No, simplemente exige otro tipo de habilidades.

¿Usted cree qué hoy el cronista sigue conservando esa prosa enriquecedora, con información veraz y con ese estilo único que caracterizaba a los escritores de la edad de oro?

J.L.: Me parece que tendemos a idealizar el pasado. Los cronistas de antes se inventaban muchas cosas.

¿Existe alguna teoría sobre como escribir una crónica? - ¿Qué procedimiento se debe seguir?

J.L.: Existen métodos para escribir una crónica. Toca hacer reportería con los cinco sentidos, luego reconstruir lo que viste o lo que la gente recuerda con escenas, etc. Pero al final está también en la habilidad del cronista lograr que la gente se transporte al lugar con su imaginación y logre ‘ver’ lo que el periodista vio.

¿Hemos olvidado reconocer la Labor de los cronistas de antaño?

J.L.: No sé. Creo que se recuerdan los realmente buenos y se olvidan los mediocres. Así es con cualquier profesión.

No hay comentarios:

La vida de un Cascarrabias

Mi foto
la finalidad es poder decir con exactitud nuestras averiguaciones, manteniendo la sensibilidad de los sucesos.