Llegamos a este lugar con nombre de santo, la temperatura ha subido sensiblemente y la chaqueta abrigada se ha vuelto un karma, es un pueblo envuelto en los vicios de la ciudad, su color verde, hace parecer que todo esta húmedo, nos rescata por un momento de este calor picante producto del efecto invernadero, el sonido de una fuente de agua nos conduce por un bosque de pinos que apenas deja filtrar algo de luz solar, vaya sorpresa un camino ocre de hojas nos da la mal venida a algo así como un botadero de basura, los turistas no tienen conciencia ecológica ni al parecer motivos para proteger este hábitat de aire medio limpio, lo único que nos queda es guiarnos por el sonido del torrente liquido, este se escucha muy similar a las grabaciones de relajación, encontramos uno de los motivos por los cuales la gente frecuenta el sitio, su gran gama de hongos desde alucinógenos comestibles , alucinógenos semi tóxicos y tóxicos, los cuales nunca han sido un problema.
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